4 de marzo de 2017

SURGE MR.COCH;RETO#19 EL LIBRO DEL ESCRITOR.

RETO#19 SURGE MR.COCH.


SURGE MR.COCH


RETO#19 EL LIBRO DEL ESCRITOR.


PREMISA: Escribe un relato cuyo personaje atormentado solo vea el suicidio como solución.


SURGE MR.COCH

Me sobo la cara, roja de los golpes de mi padre, me descubrió utilizando mis poderes  de hacer fuego con la mente o pyrokinesis, como le llama mi madre que me aborrece, dice que soy una bastarda y que pide perdón a los dioses por haberme tenido, le ruega a mi padre para que me queme en la hoguera de la santa inquisición, lo ha convencido ya vienen, me he encerrado en mi cuarto.

Miro la fila de botes de pastillas, que tomo para controlar mi psicosis, al principio creí que el fuego no era real, hasta que escuche los alaridos de mi gata al arder, murió en mis encendidas manos, reducida a cenizas.

«Talvez mama tenga razón y sea un demonio».

La puerta se estremece y remece, tiro el estante para asegurarme.

—DÉJANOS ENTRAR EN NOMBRE DEL SALVADOR, SOLO QUEREMOS LLEVARTE EL AMOR Y LA PAZ—.por su tono dudo mucho que sea eso, siguen golpeando la puerta.

Los hachazos comienza a astillar la puerta, veo lo desorbitados ojos de mi madre por el agujero, que crece.

Corro hacia donde están las pastillas desenrosco el frasco, «no quiero morir quemada», lo vacío en mi boca.

Una mano entra y desenrosca la chapa, el armario cruje por el peso de la gente del otro lado.
Finalmente se abre, les veo entra con antorchas, hachas y picos.

Empiezo a masticar, para tragar y Cierro los ojos.

Caigo al suelo, mi cabeza rebota sobre el pavimento, pero ya no siento nada.

La espuma empieza a brotar de mi boca, les veo acercándose.

Cada vez más lento hasta que se detienen.

No me creo que esto ocurra, es que las alucinaciones me van a seguir hasta el final de mis días.

Me incorporo y seco la espuma de la boca, ya debería estar muerta, veo incrédula sus facciones congela en un grito de rabia, a mi madre como la puta loca que es y a mi padre cubriéndose la cara, a que pasa tío que tiene los huevos para reventarme a golpes pero no para verme morir.

Las partículas de las antorchas suspendidas en el aire.

Veo incrédula  que todo se ha detenido.

Es más que eso, todo desaparece y me quedo sola flotando, en un espacio blanco y vacío, que parece infinito.

Entonces ciento pasos acercándose, intento girar la cara pero no puedo moverme.

Lo que sea que viene, aplaude lentamente y ríe roncamente.

—Felicidades señorita Silvia—.su vos llena el lugar como si fuera gigantesco, cuando aparece por el rabillo del ojo y sigue hasta estar delante mío, veo que es un poco más grande que yo, dos metros debe medir a lo mucho.

— ¿Quién eres, que hago aquí?—siento como si el  aire se me fuera de los pulmones— ¿acaso estoy muerta?—.digo alargando y arrastrando las palabras.

—estas en camino estúpida, no creerá que sobreviviría a una sobredosis de ese nivel—.me toca el brazo extendido con su escamosa mano, su lengua bífida se proyecta hacia afuera como oliéndome, es roja como su cuerpo.

Lleva un elegante traje, parece hecho a medida, se lo acomoda, mientras termina de mirarme, con superioridad, guarda su lengua y sonríe, mostrando sus afilados y delgados dientes.

—En agradecimiento a haber congelado tu corazón entre latidos, lo mínimo que debería hacer es escuchar mi proposición—.dice acomodándose la manga de su camisa.

De todas formas estoy muerta, qué más da. —primero ¿eres el diablo?—.tartamudeo, él sonríe grotescamente.

—He tenido muchos nombres querida, eh vivido millones de años, he visto soles morir—.hace una pausa, como si buscara recordar algo. —puede llamarme Mr.coch, es mi nombre de negocios por así decirlo.

— ¿Con que negocias?—.pregunto finalmente sobreponiéndome al miedo.

—Con la esperanza y oportunidades de personas especiales como tú—. «Sabrá lo de mi pyrokinesis». —las realidades necesitan de esa determinación y carácter, para desaparecer las pestes—.lo dice con asco, como escupiendo algo.

—que sucede cariño te comieron la lengua—.vuelve a sacar su asquerosa bífida lengua, que agita cerca de mi oído, lo golpearía si lograra moverme. — conozco el potencial de tus habilidades, por eso sé que las estas desperdiciando.

Gira hasta desaparecer de mi campo de visión.—te ofrezco darte poder, poder para que nunca más te golpeen, poder para que hagas lo que deseas—.tose.—a cambio de obedecerme—.vuelve a parecer frente a mí, me guiña uno de sus vacíos ojos.

—por qué me necesita alguien con tu poder—.digo expectante.

—Digamos que tengo un cabo suelto llamado S 1 y que tus habilidades me serian útiles. —dice disimulando su seriedad, mirando las costura de su traje.

—qué pasa si me niego—.sonríe despostamente.

—Te borrare de la existencia—.truena los dedos y veo todo tornarse oscuro, bajo de mí se forma un horrible torbellino, que chopa la luz, de él salen gritos y gemidos.

Siento mis ojos desorbitarse, el frio sudor bajar por cuello.

—Hay espacio para ti, son todos lo que se opusieron a mí, ¿quieres unírteles?—.pregunta sarcástico.

—Que tengo que hacer…para aceptar tu trato—.le digo sin saber que será peor.

Sonríe y truena los dedos, el vacío desaparece y el espacio vuelve a ser blanco. —póstrate ante mí, una sola vez en toda la eternidad, alábame proclámame como tu salvador y te daré el poder para acabar con tu dolor, para que nunca más sientas miedo—.truena los dedos y caigo de lado.

Levanto la mirada y le veo ansioso.

Me apoyo en mis débiles brazos, tiemblo producto del hambre y el miedo, entonces recuerdos los golpes de mi padre, los insultos de mi madre, que soy una abominación, que soy una vergüenza para mi familia.

Flexiono mi pierna y me arrodillo, una risa nerviosa me invade. —ALABADO SEAS, PROCLAMADO SEAS, MR.COCH—.grito entre risas, que calan mis huesos.

Su risa y regocijo invaden todo, ciento temblores en mi interior como si algo que intente contener, se liberase, se despertase.

Una fuerza invisible me tira y estira en el suelo, siento como si todos mis huesos se quebrasen a la vez.

El humo empieza a emanar de mis ojos, puedo sentirla arañando mi piel, buscando salir, es la razón por la que tomo pastillas, la razón por la que siempre estoy contenida.

El dolor me obliga a levantarme de golpe, como si solo mi voluntad sostuviera mi quebrado cuerpo, otra cosa empieza a resquebrajarse es mi mente.

Tenso las manos al sentir el calor y las lamas brotar, tenso el cuerpo al ver el fuego mi ropa quemar.

Levanto la mirada, el me anima hacia su lado caminar, doy un paso luego otro el fuego no para, solo crece, como mi ira, como mi furia, la que guarde por tanto años, impotente antes sus golpes, impotente ante su abuso y humillaciones.—NUNCA MAS—.grito con una voz que ya no es la mía

El fuego y el humo sigue subiendo, me siento resquebrajar, como si Silvia solo fuese el cascaron, de mi verdadero ser, que lucha y está cerca de emerger.

Me llevo las manos jalando hacia abajo mi largo cabello verde, que comienza a chamuscarse y caer, no puedo evitar sonreír, es un dolor placentero.

Grito y rio, pronto esos bastardos sentirá mi dolor, mi fuego los purificara.

Frente a mí la carne de mis dedos desaparece, en fuego se bañan mis huesos, siento mi cara arder, no dejo de sonreír, Silvia se está yendo, esa bastarda nerviosa y miedosa solo era un estorbo, una cascara, de lo que realmente soy.

Mi morados ojos se derriten por el calor, pero no quedo ciega, es más veo mejor, le veo sonreír con satisfacción.

Los últimos harapos se desvanecen encendidos, Las llamas son mi nuevo traje que recubre densamente mis huesos, como una segunda piel.

Suelto un grito profundo y gutural, se sobresalta y sonríe, sacando su bífida lengua, que acompaña su majestuoso porte de mi señor, Mr.coch.

—dime Silvia, como se siente el poder—.rosa con sus largas y negras uñas mi cráneo, mi fuego no le afecta.

—Silvia a muerto—pauso para contemplar mis huesudos brazos en llamas—llámame Belcebú—.le sonrió, me devuelve el gesto. —y se siente sublime.

Extiendo el brazo, con la palma abierta, una enorme llamarada se desprende, pasa por su lado, no se inmuta, solo se sacude el fuego de su traje y me sonríe.

—entonces belcebú que quieres hacer—.me extiende su mano, la tomo.

—llévame con mi familia—.sonrió siniestramente, asiente.

Parezco en el lugar exacto donde Silvia se suicidó.

Donde belcebú nació.

Ellos retroceden y disfruto ver el terror en su caras, mi padre se ahínca sobre el suelo y empieza a rezar, el resto le dejan solo, camino hacia el incendiando el suelo con mis pasos.
Levanto sus rostro, grita de dolor, mientras su piel se quema.

Me regocijo.

—que pasa, ahora no eres tan valiente—.aprieto mis manos contra su cara y lo abraso, hasta que su cuerpos e desintegra, dejo las cenizas tras de mí.

La casa empieza a  incendiarse, extiendo mi mano, y la flama quema a los que supuestamente lo dioses protegían, a los que supuestamente venían a salvarme, caen al suelo gimiendo y rodando, pero mi fuego no se apaga.

Mi madre retrocede hasta la puerta, desesperada trata de abrirla sin quitarme la vista, esta llorando.

Que maravillosa escena.

—Tenías razón al rezarle a tus dioses, en verdad ahora soy un demonio y eh venido por tu alma, perra—.comienza a rezar.—ya es tarde para eso, viví contenida asustada de mis poderes, de hacerles daño, pero ahora conozco el poder, mi poder.

— ¿Quieres que te lo muestro?—.ella niega con la cabeza, me da igual empujo mis brazos hacia delante y suelto una enorme carcajada, que se mescla con su gritos, cae carbonizada al suelo.

Giro sobre mí, este maldito lugar será la tumba de Silvia, este maldito lugar vera el nacimiento de belcebú, todo comienza a caer incendiándose.

Deshago la puerta y salgo a la calle.

La gente huye despavorida.

Sobre la acera esta Mr.coch mirándome satisfecho.

Estoy impaciente por saber de mi próxima misión, sonrió. 

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